El poder de las palabras mentales
La persona con la que más hablamos en el transcurso de la vida es con nosotros mismos. Todos los días conversamos, nos hacemos preguntas, nos respondemos, nos alentamos, nos criticamos, nos definimos a través de nuestras palabras mentales. Y esas palabras provocan los resultados de nuestra realidad. Sin embargo, muchas veces esos resultados están alejados de nuestros deseos, pero es posible generar una realidad diferente.
El trabajo empieza con tomar consciencia de la historia que nos estamos contando. Puede ser de gran ayuda hacer un registro (escritura, audio, video) y “estudiarlo”: reconocer las palabras que estamos utilizando, las respuestas automáticas, los patrones. Identificar las emociones y las acciones que esas palabras nos impulsan a sentir/realizar. Si nuestro vocabulario mental está compuesto en su mayoría por palabras constructivas e inspiradoras, incrementa la posibilidad que experimentemos emociones saludables y tomemos acciones que nos ayuden a avanzar. Si por el contrario, nuestras palabras tienen un tinte pesimista, es muy probable que las emociones que sentimos y las acciones que realizamos tengan ese mismo enfoque.
Una vez conocemos nuestro “trio”: palabras mentales/pensamientos, emociones y acciones, podemos empezar a generar los resultados que queremos para nuestra vida. Tenemos el poder de escoger palabras determinadas para tomar acciones y producir emociones deseadas. Asumir ese poder de decisión es un gran reto, sin embargo, es posible.
Los seres humanos aprendemos por repetición, así que, si nos entrenamos diariamente en ser conscientes y ele-gir nuestras palabras mentales, ese proceso se convierte en un hábito y lo hacemos parte de nuestra personalidad.
