Estilo de vida

Ah, la vida en Caracas!!!

google ads

Ocho meses y sigo aquí, amando cada rincón. Pronto, un avión me llevará a Miami, donde me espera mi familia y mis amigos. Pero sé que el hilo que me une a esta ciudad no se rompe con la distancia, porque cada ciudad tiene su música, y Caracas me ha enseñado a amar la vida en toda su vibrante esencia.


Adoro despertar cada mañana al lado de un gran amor… mi cafetera. Nosotros sí que sabemos lo que es una relación sólida y espumosa. Luego, es hora de reunirme con mi amiga Paulette para sacar adelante nuestro emprendimiento, @COROTICKA. Vendemos cosas preciosas, originales y muy femeninas. Cuando estamos juntas nos reímos tanto que hemos hecho un apartado en el presupuesto para pañales de adulto. Los encantos de envejecer riendo.


Mi vanidad, satisfecha en peluquerías y spas donde el lujo desafía la economía con precios locamente bajos, me devuelve al mundo fresca, y renovada. Los masajes de piedras calientes que descargan el peso del cosmos, me elevan a un plano de tranquilidad, y me transforman.


Caminando entre panaderías que rivalizan con las mejores de Europa, me deleito en el aroma del café recién molido, y pastelerías cuyos dulces susurran en lenguas extranjeras.


Los fines de semana los paso sumergida en la cultura: teatros que narran historias épicas, cine que me devuelve a eras doradas, y música que flota en el aire, ejecutadas por la mejores orquestas sinfónicas del mundo.


Si quiero una escapada especial, puedo volar a Margarita o Los Roques, y en treinta minutos las olas me cantarán y sus platos me contarán historias de sal y sol. También tengo a Mérida con sus montañas nevadas, o los llanos con su danza de garzas y ganado, y la majestuosa Roraima, cada uno un poema de naturaleza que Venezuela canta con orgullo.


Y si me entra la nostalgia del «primer mundo», simplemente pido algo por Amazon. Eso sí, lo espero como quien espera un cometa Halley, rezando para que aduanas no decida que mi paquete es demasiado sospechoso como para ser entregado antes de la próxima glaciación.


Caracas, mi amada urbe de contrastes y sabores, donde cada amanecer es una promesa, cada anochecer un poema, y cada escapada de la ciudad un capítulo escrito en el libro de mi propia aventura. ¿Qué más podría pedir, si no más días para seguir explorando esta narrativa de locura, amor y belleza? Aquí, en el latido de Venezuela, donde todo es posible y todo lo vivo con el corazón en la mano.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba