Estilo de vida

La Magia del trabajo en equipo

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Érase una vez una mujer que vivía una vida bastante tranquila, balanceada y llena de momentos de mucha paz, hasta que decidió reactivar su licencia de bienes raíces.
Sí, esa mujer soy yo. Nunca, ni en cien años me habría imaginado lo complicado que podían ser los inicios de cualquier persona en esta industria, y más si no está apoyado de algún mentor o buen bróker.
La historia va así: al mes de haber reactivado mi licencia, me surgió un vendedor con una hipoteca en su casa, queriendo venderla para comprar otra financiada. El mismo día en que se publicó la casa, me pasaron una oferta formal. Yo, apenas iba por el curso de cómo hacer conversaciones en venta, y lo que vino a continuación fue una avalancha. El desconocimiento que todo el proceso de una transacción como esa conlleva, siendo un agente nuevo, puede envejecerte y hasta enfermarte sino te tomas una pausa para respirar y entender que necesitas apoyarte en otros compañeros que tengan muchos más años en la industria, y por supuesto, estar preparado para compartir tu comisión de venta, más que compartirla yo lo llamaría, invertirla, y en este caso, en aprendizaje.
Lo que muchos no saben es que ser agente de bienes raíces en los Estados Unidos implica mucho más que mostrar casas y vender propiedades. Un agente inmobiliario es un profesional como cualquier otro que haya estudiado por cinco años o más para obtener su licenciatura, solo que éste obtiene su licencia en un aproximado de sesenta y ocho horas, e invierte un promedio de dos mil dólares entre estudios y certificados, que le permiten salir al ruedo en días.
Creen los ingenuos que está listo para salir al ruedo solo, porque la realidad es que es muy poco probable que tenga éxito sino se une a un mentor que lo lleve de la mano y a quien le pague por su conocimiento y experiencia. Cuando me di cuenta de esto, entendí que si me enfocaba en la transacción económica y en la jugosa ganancia que me generaría esta compra o venta si la hacía sola, era muy probable que me quedara sin cliente, sin comisión y sin la experiencia de aprender, de compartir y trabajar en equipo, y de adquirir el conocimiento necesario para mi futuro negocio.
Fue cuando decidí ponerme en contacto con quien ahora es mi socio en estas primeras transacciones inmobiliarias (que ya son tres en menos de cuatro meses), y a quien le ofrecí la mitad de mi comisión por cada una ellas. El resultado: menos dinero para mi bolsillo, la matemática no miente, pero la lógica y mi intuición saben que llegare más lejos y el camino será más placentero.

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