Para nadie actualmente es un secreto el errático desempeño del presidente Joe Boden en los últimos meses, desde el tono de su voz, sus continuos desaciertos en nombres, fechas y lugares hasta su andar cada vez más lento e impreciso, lo que provocó temor por la proyección en los próximos cuatros años.
Las continuas reflexiones y presiones públicas y privadas sobre si debiera seguir siendo el candidato del partido demócrata finalmente llevaron al anuncio por el presidente Biden la única persona que podía decidir su renuncia ya que ganó con el 99 % de los delegados comprometidos en el proceso de primarias demócratas a principios de este año.
Biden designa como su sucesor a la vicepresidente Kamala Harris y le manifiesta su apoyo, aunque las normas actuales del partido no permiten a Biden traspasar sus votos de las primarias a otro candidato.
Los demócratas celebrarán su convención en Chicago del 19 al 22 de agosto y ahora en una contienda abierta 4,700 delegados serán responsables de elegir a un nuevo candidato que enfrente al republicano Donald Trump en noviembre. Biden ganó las primarias y los ‘caucus’ de todos los estados al comienzo del año, por lo que al menos 3,896 delegados deben apoyarle en su decisión de proponer a Harris y aunque la vicepresidenta no ha sido vista como una vicepresidenta especialmente querida o empoderada, dada la importancia de los votantes negros, y especialmente de las mujeres negras, para la nominación de Biden y su elección de Harris como compañera de fórmula, sería arriesgado, como mínimo, que los demócratas votaran a favor de un candidato blanco como el gobernador de California, Gavin Newsom o la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer. Estos posibles competidores con ambiciones a la Casa Blanca tendrán que tomar la decisión de postularse o mantenerse al margen en nombre de la unidad demócrata teniendo en cuenta el poco tiempo restante para cualquier cambio.
Otro aspecto a favor de la nominación de Kamala es el dinero recaudado durante la campaña de Biden, que informó recientemente de tener 91 millones de dólares en efectivo y los comités de campaña demócratas aliados elevaron el total a su disposición a más de 240 millones de dólares, si los demócratas nominan a alguien que no sea Harris, las cuentas del partido podrían seguir beneficiando al nominado, pero la cuenta Biden Biden-Harris tendría más restricciones.
La necesidad de unificar el Partido Demócrata para enfrentar a Donald Trump en una elección muy polarizada es esencial en busca de la victoria, es evidente que al retirarse y respaldar a Kamala Harris, Biden busca asegurar una transición ordenada y fortalecer la cohesión dentro del partido, evitando divisiones internas que podrían debilitar la campaña demócrata.
Harris dejó en claro que estaba sumamente agradecida por el respaldo del presidente y también estableció una distancia al manifestar que va a trabajar duro para ganarse la nominación demócrata por derecho propio.
Al momento de escribir este artículo ya se conocía una gran lista de gobernadores y senadores que respaldan a Kamala Harris, los Clinton también expresaron apoyo, así como importantes donantes del partido demócrata.
La vicepresidente tiene menos de un mes para hacer campaña dentro de su propio partido y una decisión crucial será su potencial compañero de fórmula. Los expertos comentan que tiene dos caminos: “equilibrar la fórmula o redoblar los esfuerzos”.
Equilibrar con un funcionario electo de raza blanca de un estado clave como seria el gobernador Josh Shapiro de Pensilvania, el senador Mark Kelly de Arizona o el gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, o en su defecto apostar por la gobernadora de Michigan, Whitmer, y crear una fórmula exclusiva de mujeres, sería un riesgo pero generaría mucho entusiasmo y aseguraría ganar en un estado clave.
El Comité de Reglas de la Convención Demócrata tendrá que reunirse a la mayor brevedad posible y determinar las reglas para la nominación del partido , el gobernador de Minnesota, Tim Walz, y la veterana funcionaria demócrata Leah Daughtry, que copresiden el comité de reglas de la convención, dijeron que «ahora es responsabilidad del comité implementar un marco para seleccionar un nuevo nominado, que será abierto, transparente, justo y ordenado».
La campaña de Harris ya se pronunció manifestando que hará todo lo que esté a su alcance para unir al Partido Demócrata y derrotar a Donald Trump y su agenda extrema del Proyecto 2025.
Harris podría ser la primera mujer negra y asiático-estadounidense en encabezar la candidatura presidencial de un gran partido político, tiene una difícil tarea por delante ya que faltan menos de 100 días para el día de las elecciones.
Una fiscal que se enfrenta a un multi enjuiciado candidato, una mujer de 59 años, que se ha pasado su carrera rompiendo barreras.
En California, fue la primera mujer, y la primera mujer negra, en ocupar el cargo de máxima autoridad policial del estado: fiscal. Fue la primera mujer negra de California en ocupar un puesto en el Senado de Estados Unidos, y la segunda de cualquier estado, después de Carol Moseley Braun de Illinois. Harris es también la primera persona de ascendencia india en aparecer en una candidatura presidencial.
Aunque ha tenido muchos detractores la mayoría de los críticos coinciden calificándola como una mujer brillante, muy inteligente, compasiva, y totalmente con los pies en la tierra que puede dinamizar al electorado y gobernar con eficacia.
Lo cierto que sea Harris o cualquier otro candidato, los demócratas tienen por delante la ardua tarea de enfrentarse al implacable Donald Trump y buscar no perder el control del senado y la posibilidad de recuperar la cámara de representantes, de lo contrario seria un banquete total para el expresidente Trump.
