Sabias que el 53% de los abuelos se hace cargo de sus nietos en vacaciones y que pasar las vacaciones con los abuelos aumenta el bienestar para ambas partes. ¡Lo dice la ciencia!
Una investigación realizada por la profesora Ann Buchanan del Departamento de Política e Intervención Social de la Universidad de Oxford estudió a más de 1.500 menores y cómo influía en estos la participación de los abuelos. Y concluyó que pasar tiempo con los abuelos aumenta el bienestar infantil. Es más, se descubrió que los peques que lo hacen tienen menos problemas de conducta. Asimismo, el mismo estudio también muestra que los niños que pasan tiempo de vacaciones con sus abuelos y abuelas tienen más inteligencia emocional y a su vez aumenta la felicidad de los mayores y es una cura natural contra el envejecimiento de sus mentes.
Lo anterior es muy cierto, pero no hay que perder de vista cuando hablamos de vacaciones con los abuelos, que el ritmo y las reglas que aplicamos el resto del año no deben marcar el ritmo de esta época.
Para unas vacaciones felices con los abuelos deberemos contar con ser flexibles a la hora de los horarios y también a la hora de entender que los abuelos no tienen deberes parentales y pueden dedicarse sólo a disfrutar del amor de sus nietos. Es importante recordarnos que la labor de los abuelos no es la de educar a los nietos, no debemos olvidar que a veces los requerimientos y necesidades de los más pequeños pueden exceder la energía y capacidad de los abuelos y abuelas más mayores. No es justo pensar que su papel es el de ejercer de cuidadores sin preguntarles, por lo que es importante sentarse a hablar con ellos antes de asumir
que podemos disponer de todo su tiempo cada vez que los necesitemos.
Por otra parte, y para evitar conflictos familiares, debemos dejarles claras cuáles son nuestras prioridades asumiendo que el papel de los abuelos es el de disfrutar de sus nietos desde el ocio y el esparcimiento, sin mayores obligaciones educativas.
Y por encima de todos estos beneficios, nos quedamos con este: las personas mayores que tienen la suerte de pasar todo el verano con sus nietos y siguen cercanos a ellos durante el resto del año presentan un riesgo de mortalidad un 37% menor que los que no lo hacen.