Corrían los primeros días de junio de 2024 y se hacía oficial que Kylian Mbappé era nuevo jugador del Real Madrid. El astro francés dejaba al PSG en busca de la gloria europea, la cual, siendo uno de los mejores jugadores del mundo, inexplicablemente se le había negado.
Qué lejos quedaba en ese momento imaginar, exactamente un año después, el desenlace que tendría ese cambio. O acuñado en un mejor término: a la postre. ¡Qué intercambio! Mbappé se fue de París a Madrid y la Orejona se fue de Madrid a París.
Nada más que un extraño mal timing para quien, en la última final de la Copa del Mundo, se cargara a toda una Francia a su espalda y los mantuviera a unos minutos de conseguir un segundo Mundial consecutivo.
Porque el club de la capital francesa tampoco es que se haya quedado cruzado de brazos con la salida de Kylian. Fue a pagarle más de 50 millones de euros al Rennes por un extremo muy joven que apenas había anotado 4 goles en 31 partidos la temporada pasada. Y en el flácido mercado de invierno, en el que casi ningún club hace grandes fichajes, trajo a uno de los artífices del campeón de Italia hace dos años.
Desire Doue y Khvicha, ambos a la postre protagonistas totales de los éxitos del Paris. Sin duda que estas dos piezas encajaron de manera perfecta en el ajedrez del técnico Luis Enrique. Son esos alfiles que no se cansan de correr hacia atrás para defender, pero que cuando tienen el balón, su único objetivo es buscar el arco rival.
Por esto no es de extrañar lo completamente distinta que fue la segunda mitad de la temporada del PSG en comparación con la primera.
Anotó 105 goles en los 35 partidos que disputó en el 2025 y perdió 4 partidos. En esos partidos perdidos es donde precisamente se puede dimensionar el tamaño del semestre del club parisino.
Ninguno de los cuatro tuvo relevancia alguna, ya que los dos perdidos en la liga fueron cuando ya se había coronado campeón. Y los otros dos fueron en Champions: la ida vs. el Liverpool, que a la postre remontaría en Anfield, y el partido de vuelta vs. Aston Villa, que igual tenían un margen más amplio a favor.
Y lo más importante: el juego del equipo. En esos 4 descalabros, el PSG realizó un total de 93 tiros, 34 de ellos a portería y registró 20 grandes chances de gol.
Viendo que esos eran sus números en los partidos que perdía, y el juego del equipo que logró el técnico español, era fácil vaticinar el resultado final de la temporada.
Tres de tres títulos. Goleada inédita en la final de la Champions League y una segunda mitad de temporada para enmarcar.