Una Crónica Irreverente sobre el Choque Generacional Tecnológico
Mamá, a la derecha noooo, es a la izquierda porque ese señor no te gusta. gusta.” Mi mama sonreía perdida en un mar de instrucciones incomprensibles, mientras yo le enseñaba a usar la aplicación de TINDER a ver si hacia match ” con algún prospecto que la sacara del anonimato en el que ha vivido por más de cinco años en los Estados Unidos.
Al verla rendirse en solo minutos de usar la aplicación, convencida de que no podría manejarla, entendí que hay un episodio en la vida que a menudo pasa desapercibida: la tragicomedia de las personas mayores y su lucha contra la tecnología.
Desde los enredos en las redes sociales hasta los misterios de los teléfonos inteligentes, las personas de la tercera edad a menudo se encuentran perdidas en una desventura digital que avanza a la velocidad de la luz. Los abuelos se convierten en protagonistas involuntarios de una comedia de errores digitales. Con sus deditos torpes y sus ojos cansados, luchan por dominar los misterios de los smartphones, confundiendo emojis con emoticonos y enviando mensajes de texto que parecen haber sido escritos por un chimpancé con una resaca. Para ellos, un «hashtag» sigue siendo algo que se encuentra en la tienda de especias, y el «cloud» es solo una palabra para describir el clima lluvioso.
Sin embargo, la verdadera tragedia se desarrolla en el mundo laboral, donde los pobres a menudo se encuentran marginados y olvidados debido a su falta de habilidades tecnológicas. Mientras que los jóvenes trepan hacia el éxito con sus conocimientos de informática y redes sociales, los abuelos se aferran a sus viejas máquinas de escribir y calculadoras de bolsillo, como reliquias de un tiempo pasado.
El choque generacional tecnológico entre las personas mayores y la era digital es una comedia de proporciones épicas. Y es con un poco humor negro y momentos de hilaridad que esta crónica irreverente nos recuerda que, aunque la tecnología pueda cambiar, el espíritu humano de adaptación y resiliencia sigue siendo el mismo. Y mientras sigamos riéndonos de nuestros errores y abrazando el caos digital, nunca estaremos completamente perdidos en el olvido de la historia.
