Este título condensa un mensaje que, en extenso, expresa que “cuando yo soy, yo siento, yo quiero y yo pienso, me convierto en un estorbo”.
Se parece a la frase de Descartes “pienso, luego e xisto”, pero va más allá por las circunstancias actuales… y las de siempre.
En esta entrega de “La Otra Campana” quiero que descubras tu beneficio a decir “Yo”.
Defiendo al Ego, cuando el mismo considera y respeta
a los demás; sin embargo, paradójicamente, suele suceder que hay otros que te piden que no seas.
El título apunta a dichos comunes, del tipo “¡ya baja tu Ego!”, aunque la frase “lucha de Egos” representa mejor el punto que quiero exponer.
Un ejemplo. En una catástrofe hacen falta tanto Egos como alguien que dirija; pero para poder aceptar directivas también es necesario tener un Ego… porque Ego significa “Yo” y sin tu “Yo” no eres. Es decir, no habría alguien a quien dirigir.
Para redactar estas líneas hizo falta mi Ego sustentando un “Yo quiero escribirte esto” análogamente, para que estés leyendo mi texto es necesario que tu Ego haya querido detenerse para leerlo.
¿Por qué tanto ataque al Ego=Yo?
Esta es la pregunta natural y equivocada que, condicionada desde una parte de la educación para que busques causas y responsables, te impide que veas el objetivo.
La pregunta más acertada para lograr este fin es ¿para qué? y la respuesta suele incomodar: para retener el control.
En tanto no defiendas tu ser, será fácil controlarte.
Recuerda el título, porque ahora lo podemos completar un poco más.
“Cuando yo soy, siento, quiero y pienso, me convierto en un estorbo… por ser alguien difícil de controlar”.
Esto tiene que aportarte claridad para que colabores en tu pareja, familia o un grupo social sin desaparecer, ya que, si se termina, tú sigues siendo tú y serás útil, de otro modo, en uno nuevo.
Tu Ego no debe estar inflado, para permitir que otro Ego tenga su lugar… pero debe ser fuerte y siempre estar presente, porque
“Nosotros” es la suma de varios “Yo”
Nos leemos la próxima.