Cuando en Chile ya estamos en primavera, les vuelvo a saludar queridas y queridos lectores y a contarles que pueden seguir el emprendimiento de Cosmética de vino de nombre Vinicyma que estamos desarrollando junto a un excelente equipo de trabajo en el instagram @vinoterapia.vinicyma para que se den cuenta que el vino no solo es para beberlo sino que además podemos disfrutar de sus grandes propiedades en la piel.
Y hoy, para seguir profundizando algunos temas que harán mejor nuestro disfrute del vino, hablaremos de su temperatura al momento de servir, ya que efectivamente es muy importante, pues te permitirá consumir esta bebida aprovechando todos sus matices con sus cualidades organolépticas en el mayor de sus niveles.
Es por esto que beber el vino demasiado caliente o demasiado frío, sería un grave error, por lo que les dejo unos tips para una mejor experiencia al ingerir este maravilloso elixir.
La elección de la temperatura se establece según los taninos, el grado alcohólico o la acidez, entre otros factores. A grandes rasgos, los vinos más astringentes se toman más calientes y los vinos menos tánicos más fríos. La acidez es más agradable con una temperatura más fresca y los vinos con más alcohol se degustan mejor más fríos.
Los especialistas señalan que todos los vinos pierden aroma y sabor si se sirven demasiado fríos, es decir no hay que beber vino por debajo de los 4 grados.
Vino tinto La temperatura ideal del vino tinto varía según la edad de este. Los vinos jóvenes ligeros se sirven entre 12 y 14 grados, mientras que los que tienen más cuerpo deben estar entre 13 y 15 grados.
¿Cómo se toma vino tinto con crianza? Los tintos con menos cuerpo se sirven entre 15 y 16 grados. Los reserva y gran reserva es mejor beberlos entre 16 y 18 grados.
Vino blanco Para los blancos jóvenes ligeros, lo ideal es beberlo entre 6 y 8 grados. Si tienen más cuerpo es mejor servirlos a 9 grados para que sus aromas se manifiesten con todo su potencial. El blanco que ha pasado por barrica se degusta entre 10 y 12 grados.
Vino rosado El rosado ligero se toma entre 5 y 7 grados y los que presentan más cuerpo se pueden beber a 9 grados.
Espumosos Se sirven fríos, los jóvenes entre 6 y 8 grados y los que cuentan con mayor crianza a 10 grados como temperatura máxima.
Recomendación: Sostén siempre la copa por el tallo para evitar que el vino se caliente.