Queridas amigos, nuevamente tengo la grata ocasión de saludarlos para seguir profundizando más nuestros conocimientos sobre el mejor brebaje que la vida nos regaló: El Vino.
En esta oportunidad, les comentaré un detalle que no es para nada menor a la hora de consumir nuestro mosto preferido, la copa en que se bebe, esta y sus características sí son im-portantes.
Así es como por cultura, por tradición o por estilo, cada bebida tiene su recipiente adecuado y no elegir la copa o el vaso correcto puede hacer que el vino pierda sus cualidades o no las podamos apreciar de la mejor forma.
Ante todo, la copa debe ser de cristal o vidrio fino (nunca vidrio grueso de vaso y jamás copa de plástico o metal), debe ser además totalmente incolora, no esmerilada ni serigrafiada, es decir, totalmente transparente para que se pueda admirar la limpidez y el color del vino.
El modo en que se expresa un vino, y en general cualquier bebida, cambia mucho según el recipiente en el que se sirve. Hay copas que, en función de la tipología del vino, permiten dirigir el flujo de éste hacia la zona de la boca en la que resulten más fáciles de apreciar las características del producto. Por otro lado, las copas están pensadas para retener, o no, los aromas y así poder evaluar el particular buqué de un vino, aparte de su sabor.
Evitaremos todo contacto de éstas con la mano, ya que podría transmitirle su calor y olor al vino. Tomaremos la copa siempre por el tallo. La longitud del tallo o pie deberá variar según el vino.
Existe una norma general: el vino se aprecia en primera instancia con el olfato, la copa debe llenarse como máximo hasta la mitad – mejor si sólo se llena en una cuarta parte – así, el vino puede liberar gradualmente su aroma cuando se imprime a la copa un movimiento circular que
oxigena el líquido y permite apreciar incluso los perfumes más delicados y profundos.
Cabe destacar que, aunque en realidad son bastante intercambiables las copas, si las circunstancias así lo exigen, existen por lo menos diez tipos de copas de vino, cada uno más adecuado para una serie de vinos específicos. Pero no nos preocupemos, porque difícilmente pasarán por nuestra mesa todas las variedades vinícolas del mundo a no ser que seamos enólogos o críticos, pero al menos ya tienen algunos “tips” que les ayudarán a aventurarse en el consumo del brebaje más fascinante del mundo.
Copa para vino tinto
Su borde debe ser ancho para que el vino pueda «respirar» y su capacidad ronda los 18 cl
Copa para vino blanco
El tallo de este vaso es muy alargado para impedir que la mano caliente el vino.