La higiene en la persona anciana constituye una norma de vida muy importante. Ya sea para la prevención de enfermedades, para la recuperación de un buen estado de salud o como estímulo a la autoestima y el mantenimiento de los hábitos característicos de su estilo de vida.
El cuidado de la higiene personal debe ser diario e incluso repetirse varias veces al día, por la facilidad con la que algunos ancianos tienden a ensuciarse.
El baño
La piel tiende a resecarse, se descama y produce picazón, sobre todo en brazos y piernas.
Es vital evitar elementos que acentúen la sequedad, como el uso excesivo de jabones. Este no es imprescindible.
Bañarse solo con agua debería ser suficiente. Pero si esto no resulta cómodo, se deben utilizar sustitutos del jabón o jabones suaves como los de avena. Estos productos se consiguen en la farmacia.
El baño debe ser corto y no muy caliente. Después, se debe lubricar la piel con crema.
El uso de talco y las fricciones con colonia debe evitarse.
La boca
La limpieza de la boca constituye una medida de prevención de manifestaciones inflamatorias y facilita la actividad digestiva.
La presencia de caries, enfermedades paradentales o focos sépticos puede alterar de forma grave el estado de la boca.
Han de examinarse con cuidado las prótesis dentarias, comprobando roturas o astillamientos, que podrían producir efectos traumatizantes y ulceraciones.
Es necesario lavarse los dientes con cepillo y dentífrico. Los aparatos de prótesis deben ser retirados y lavados por lo menos una vez al día y siempre después de las comidas.
El pelo
Se recomienda un lavado dos veces por semana con un champú suave.
No lavarlo por tiempo prolongado ayuda a la acumulación de células muertas que producen picazón.
La cara
Limpiar la piel del rostro por las noches con un jabón suave o una crema de limpieza.
Aplicar crema humectante para mantener la piel limpia y fresca. Durante el día, se recomienda usar una crema humectante con filtro solar.
Prefiera siempre productos hipoalergénicos, sin olores ni colores.
Los pies
La baja del sistema inmunológico da luz verde al desarrollo de infecciones como los hongos en los pies.
Estos suelen estar presentes en la mitad de la población y con los años se hacen mucho más evidentes.
En los adultos mayores, son muy frecuentes entre los dedos y también en las uñas de los pies.
La piel y uñas infectadas por hongos son una vía de entrada para infecciones más importantes.
Hay medicamentos eficaces para tratar las infecciones por hongos en las uñas, que deben tomarse de 3 a 4 meses.
No vale la pena gastar en cremas, líquidos ni lacas sin tratamiento oral.
Quienes han tenido hongos y se los han tratado deberían usar talco antifúngico y preocuparse de usar calcetines de hilo o algodón.
Estos calcetines deben ser sin costuras que molesten ni hieran los pies.
En general, tenga en cuenta que como parte del proceso de envejecimiento, las defensas bajan la guardia.
Esto cede espacio a la posibilidad de desarrollar tumores de piel.
Es muy importante que los adultos mayores revisen su cuerpo periódicamente para ver si aparecen alergias, nódulos o manchas.
Estas señales pueden ser indicios de tumores benignos o malignos y deben ser tratados a tiempo.