Un musical convertido en espejo emocional
El pasado sábado 15 de noviembre, el escenario del Koubek Center se transformó en algo más que un espacio para un musical. Se convirtió en un portal emocional, un espejo del alma colectiva de una comunidad, y en un susurro cargado de nostalgia y esperanza. «Sueños del Exilio Cubano» no fue simplemente una función, fue una experiencia que logró lo que solo el arte verdadero consigue, tocar las fibras más íntimas del corazón de cada espectador, dejando una huella imborrable de melancolía y belleza.

La historia y la memoria del exilio
El contenido de la obra, un tapiz de la memoria, la pérdida y la añoranza, presentaba a través de una historia de una familia cubana la universalidad del desarraigo del emigrante. Se recorren diferentes etapas del exilio cubano con relatos de despedidas, fotos descoloridas que se guardan como tesoros, del olor a café que se confunde con el recuerdo de un patio, y de la lucha por mantener viva una cultura en un suelo nuevo. Cada escena, cada diálogo estaba impregnado de una nostalgia profunda y palpable, donde se mezclan la tristeza por lo perdido y la fe inquebrantable en un mañana mejor.

Voces que estremecen
Lo que elevó esta poderosa narrativa a la categoría de espectáculo inolvidable fueron, sin duda, las voces espectaculares de todo el elenco cargadas de entregas emocionales que parecían habitar cada letra, cada nota. No me es posible señalar a uno sola voz porque todas fueron magistrales, Nicole Samara y Jesús Brañas encarnando los personajes de Teresa y Ricardo emocionaban en cada balada y en sus duetos. Cachita López en su papel de Gloria hacia vibrar el teatro, Alan Gasel multifacético, interpretando varios personajes poniéndole a cada uno el carisma que llevaba, la hermana Julia interpretada por Marinel Cruz, una figura que existe en cada familia de emigrante hizo gala de su desempeño vocal poniéndonos a reflexionar en esos familiares que han sido juzgados y son parte del panorama.

Las nuevas generaciones sobre el escenario
Y sigue la siguiente generación de las familias interpretada por Dena Barros y Jay Bonilla quienes juegan un balance entre pasado, presente y futuro, cuanta verdad en esta historia. Y luego, llegaron los coros. Las armonías grupales eran simplemente abrumadoras. Cuando todo el elenco unía sus voces, se creaba una fuerza sonora que representaban la unión de la comunidad, la fuerza que se encuentra en la memoria compartida. Eran voces llenas de colores, los tonos cálidos de la tierra cubana, los azules profundos del mar que separa, y los dorados de la esperanza que nunca se apaga.

Un homenaje al exilio y la memoria colectiva
Mención especial para José Garrido, cubano americano , escritor, compositor y productor de este espectáculo que magistralmente nos va llevando como espectadores a través de esta familia a recorrer nuestras propias vivencias; sin importar la nacionalidad que sea como emigrante te ves reflejado en la obra y de la mano del talentoso puertorriqueño el maestro Negroni logran concretar el éxito de este espectáculo musical. «Sueños del Exilio Cubano» en el Koubek Center fue más que una noche de teatro, fue un recordatorio de que, aunque el exilio pueda ser una condición geográfica, la patria nunca abandona el corazón; vive y late en cada canción, en cada historia contada y, sobre todo, en voces tan espectaculares y llenas de alma como las que resonaron en la noche del sábado. Una función que, seguramente, quedará grabada en el recuerdo de los asistentes como un testimonio eterno del poder del arte para sanar y conectar. Visita la pagina www.suenoselmusical.com
