«El vino es un lenguaje que crea comunidad»
Con mucho cariño y aprecio les saludo desde Chile. En esta edición queremos rendir homenaje a esas mujeres que han transformado mundos históricamente masculinos, como lo es la industria del vino. Hoy, conversamos con una enóloga chilena que no solo sabe de cepas y terroirs, sino también de emociones, memorias y comunidad: Loreto Ruiz Gutiérrez, conocida como Señorita Uva.
Loreto es enóloga, comunicadora del vino y creadora de experiencias enogastronómicas. Actualmente vive en España, donde forma parte de Mujeres en Gastronomía (MEG) y sigue vinculada a la Asociación de Mujeres del Vino de Chile (MUV). Su voz es fresca, su mirada integradora y su pasión contagiosa. Ha recorrido distintas zonas vitivinícolas del mundo, llevando consigo una sensibilidad que conecta lo técnico con lo humano.
En esta entrevista, nos comparte sus aprendizajes, reflexiones y sueños, desde una copa que no solo se huele o se saborea, sino que se vive y se narra.
¿Qué aprendizaje importante te ha entregado el trabajar en distintos terroirs y con distintas cepas?
Más que elaborarlos, mi experiencia ha sido recorrer, observar y comunicar los vinos desde distintos terroirs, lo cual me ha permitido desarrollar una mirada más amplia. El mayor aprendizaje ha sido entender que el vino no es solo terruño y uva, sino también cultura, historia y emoción. Cada territorio tiene una energía y una manera distinta de expresar el vino.
¿Cómo ha sido tu adaptación al mundo del vino europeo?
Ha sido una experiencia enriquecedora. El desafío ha sido abrirme camino en una industria con estructuras más tradicionales, pero también he encontrado espacios de colaboración y mucho interés por conocer miradas nuevas. La gran oportunidad ha sido aportar una visión fresca, construyendo conexiones culturales y emocionales a través del vino.
¿Sientes que ha cambiado la percepción del rol femenino en la industria vitivinícola?
Sí, hoy somos muchas más mujeres trabajando en distintas áreas del vino. Aún queda camino, pero hemos logrado visibilizar nuestra voz con fuerza y sensibilidad. Siento que estamos abriendo caminos juntas.
¿Tienen alguna particularidad los vinos que son desarrollados por mujeres?
Más que una diferencia en el vino, cuando una mujer lidera un proyecto se nota una sensibilidad especial: en el cuidado de la experiencia del consumidor, en la integración de la sostenibilidad. Esa mirada emocional marca una diferencia importante.
¿Qué le dirías a las jóvenes que sueñan con dedicarse a la enología?
Que el mundo del vino es mucho más amplio de lo que imaginan. Combina ciencia, arte, naturaleza y humanidad. No es solo campo o laboratorio: hay espacio para comunicar, crear experiencias o abrir nuevas formas de conectar. ¡La industria necesita nuevas voces!
¿Has tenido que enfrentar estereotipos por ser mujer en un mundo históricamente masculino?
En mi caso no, pero muchas mujeres sí. Por eso es importante responder con profesionalismo, formación continua y autenticidad. También es clave apoyarse en redes como MUV y MEG, donde juntas nos fortalecemos y visibilizamos.
¿Qué te inspira a seguir vinculada al mundo del vino?
La capacidad que tiene el vino de reunir, de generar conversaciones, de crear comunidad. Una copa puede contar una historia, un paisaje, un recuerdo. Es un lenguaje que va más allá de los sentidos.
¿Qué recuerdos se despiertan en ti al oler una barrica o caminar entre parras?
Siento respeto y admiración por quienes trabajan la viña. Me conecta con mis inicios y con la razón por la que elegí este camino.
¿Cómo conectas tu sensibilidad con tu trabajo como enóloga?
Desde mi rol comunicacional, esa sensibilidad es clave. Me gusta traducir lo técnico en experiencias accesibles y cercanas. Que el vino se entienda, se disfrute y se viva sin perder profundidad.
¿Cómo sueñas el futuro del vino en manos de mujeres?
Diverso, colaborativo y lleno de proyectos liderados por mujeres. Me encantaría ver más mujeres en cargos de decisión, con esa sensibilidad que aportamos.
¿Hay algún proyecto pendiente que te gustaría concretar?
Sí, crear una plataforma internacional que conecte a mujeres del vino en Latinoamérica y Europa, para intercambios culturales y técnicos, y para promover una forma más sostenible de vivir el vino.
¿Qué legado te gustaría dejar?
Promover al vino como una experiencia de conexión. Que más mujeres se animen a construir su propio camino y sepan que pueden ser embajadoras del vino, desde cualquier rol que elijan.