¿A ustedes les advirtieron? Cuidado, se avecina un cambio hormonal hórrido. No dormirás, cambiará tu humor, sufrirás de calor, de sobrepeso, irritación, ausencia de visión perfecta, resequedad vaginal, bajón de apetito sexual, memoria corta por no decir ninguna, olvido, distracción, gabinetes abiertos por toda la casa ”.
En fin.
Mejor me quedo sentada como la tía del comediante George Harris, esperando a la muerte ”. Pensé. Todo empezó con un hormigueo en las manos y en las piernas cuando dormía. Luego vino el insomnio, después comenzó a manifestarse un calor interno como si tuviera un horno eléctrico dentro de mi ser. Como una serenata con mariachis desafinados. Es un calor que no pide permiso, que no distingue si estás en una reunión, en un funeral, o en la fila del supermercado.
Él te toma. Te posee y luego te derrite. Al principio sentí un poco de vergüenza, luego me dejé llevar.
Ahora, cierro los ojos, respiro profundo y maldigo en cinco idiomas, mientras imagino que es el universo recordándome que aun soy una mujer ardiente.
Cuando los síntomas empezaron, los pensamientos terminales también se agolpaban en mi cabeza. Nada, tengo esclerosis múltiple, quizá sea Alzheimer prematuro. Despídete.Despídete.”
Fue entonces, en medio de una reunión de amigas cuando me di cuenta de algo glorioso: no estaba sola, ni muriendo, estaba ligeramente chamuscada como el resto.
Ahí estaban ellas, mis compañeras de sudor y olvido contándome entre risas y abanicos histéricos cómo también se despertaban a las tres de la mañana bailando joropo con las sábanas: Me la quito, me la pongo, me la vuelvo a poner y me la vuelvo a quitar ”.
Otra me contaba que sentía la misma sensación de hormigueo y adormecimiento en sus manos y brazos, y la tercera aseguraba que olvidaba dónde había dejado el celular, teniéndolo en la mano.
Al escucharlas, sentí cómo el universo me abrazaba y me devolvía la paz. No porque se hubieran acabado mis síntomas, sino porque supe que éramos muchas navegando
una sauna emocional.
De pronto, mis bochornos dejaron de ser episodios personales y se convirtieron en parte de una
tendencia colectiva. El magnesio, la vitamina C, y el mágico Dindolyl de viveprimal.com que nos han devuelto entre otras cosas el buen dormir ¡Estábamos a la moda! La memoria de pez, la irritabilidad y el insomnio, todo era ahora parte de un exclusivo club. Ahora vivo durmiendo mejor y con una renovada indiferencia por las opiniones ajenas.
¡Y si esto es el principio del resto de mi vida … que venga con hielo, un
buen abanico y por favor, noches enteras de buen dormir!