Ya extrañaba volver a saludarlos, y desde Chile, un país donde el vino es tan importante como la andera nacional, vuelvo con otro artículo más para ustedes, esta vez para relatarles sobre una manera muy especial de Turismo Enológico o turismo del vino, pues se trata del enoturismo submarino, que para algunos es una experiencia relativamente nueva.
Sin embargo, la práctica de envejecer los vinos en el fondo del mar viene de muchos años atrás. La historia comienza con el relato de los antiguos barcos hundidos en alta mar y las botellas encontradas en sus bodegas inundadas, lo que demostró que el mar ofrece unas condiciones excepcionales para la evolución del líquido en la botella.
La invitación en este caso es degustar, casi como tesoros submarinos, aquellos vinos que envejecen en
las profundidades del océano, los cuales no son ni mejores ni peores vinos, pero sí poseen características sin gulares muy valoradas por enólogos y sumilleres, que tienen que ver en gran medida con la graduación alcohólica y la salinidad.
Y es que según indican, además, tres meses de crianza sobre lecho marino equivalen a 7 u 8 años de
añejamiento en una bodega tradicional, lo que es un dato bastante llamativo.
Enoturismo submarino en Chile: Viña Casanueva El concepto de las cavas submarinas no es nuevo en
Chile. Viña Casanueva es una bodega instalada en las profundidades del Océano Pacífico, donde se produce un pinot noir submarino con matices únicos.
Las botellas pasan entre dos y seis meses sumergidos en el mar, y aunque estos vinos pueden probarse en restaurantes de distintas localidades chilenas, la bodega ofrece la posibilidad de ir con un instructor de buceo a buscar la botella al fondo del océano, para después beberla y completar la experiencia.