STARWINE, un proyecto que une la viticultura de Chile con la tecnología y el espacio.
Pablo Vivanco Casanova, enólogo y especialista en adaptación vegetal para cultivos extremos, lidera una propuesta inédita, crear un vino chileno con tecnología alimentaria espacial, diseñado para resistir las condiciones extremas fuera de la Tierra. Desde la ciudad de Rancagua, su equipo trabaja para posicionar a Chile como referente mundial en innovación vitivinícola y en el espacio.
Una vez más, mis queridos lectores de Latina Noticias, me encuentro junto a ustedes para compartir una historia que nace aquí, en mi amado Chile. Un país donde los cielos, limpios y profundos, son codiciados por astrónomos de todo el mundo, y donde el vino se ha convertido en una de nuestras cartas de presentación más admiradas. Entre estas dos maravillas —las estrellas y los viñedos—, alguien tuvo la audacia de unir sus destinos. Ese alguien es Pablo Vivanco Casanova, un enólogo con alma visionaria que un día se preguntó: “Si un vino puede sobrevivir en la Antártica, ¿por qué no podría hacerlo en el espacio?”.
Así nació Starwine, una propuesta que trasciende la simple idea de una etiqueta, para convertirse en un manifiesto de ciencia, innovación y orgullo nacional.
La historia comenzó en 2012, cuando Vivanco, al frente de su empresa de vinos corporativos, desarrollaba envíos a zonas polares, lo que lo llevó a experimentar con resistencia a bajas temperaturas. Aquellas pruebas se convirtieron en la antesala de un desafío aún mayor, llevar el vino chileno a las condiciones extremas del cosmos. Un salto que no solo implica ingeniería y tecnología alimentaria de punta, sino también un simbolismo profundo, el vino como embajador de la humanidad, incluso fuera de nuestro planeta.
Starwine no es un producto más en el competitivo mundo del vino. Es una experiencia sensorial y tecnológica que permite al consumidor acercarse al sabor de la comida espacial, fermentada y adaptada para soportar radiación cósmica y vibraciones de lanzamiento. La botella, el corcho y la etiqueta han sido concebidos bajo normas y materiales utilizados en misiones reales. Y aunque la propuesta parece de ciencia ficción, ya está siendo presentada en cumbres espaciales y foros internacionales.
Detrás de este proyecto hay un equipo de siete personas, pero también un hombre que ha llevado su pasión por la enología más allá de las fronteras terrenales. Pablo Vivanco, graduado como astronauta análogo especialista de misión en adaptación vegetal, ha trabajado con reconocidas viñas y hoy aplica su conocimiento para crear un vino que inspire, eduque y proyecte la imagen país en un terreno donde Chile empieza a trazar su huella: la exploración espacial.
Pero ¿qué puede esperar quien descorcha una botella de Starwine? Vivanco lo describe como “acercar al cliente la tecnología alimentaria espacial en una experiencia sensorial única”. El vino, adaptado a las condiciones del espacio, proviene de parras seleccionadas con técnicas de interpretación de datos geoespaciales, en campos del Valle de Colchagua. La botella, diseñada para resistir vibraciones y radiación cósmica, y la etiqueta, elaborada con materiales especiales, completan un producto con 20 años de potencial de guarda y un valor estimado de 30 dólares en el mercado mundial. “Queríamos calidad premium a un precio accesible para que más personas comprendan cómo sabe la comida espacial”, afirma.
Aunque el proyecto recién comienza su expansión, ha despertado el entusiasmo de vinolovers, científicos y astronautas activos de diversas agencias espaciales. Su potencial como herramienta de marketing para Chile es evidente: “Conecta la experiencia del vino con los cielos de nuestro país y con la cultura espacial. Es una mezcla de sabores, aromas, gastronomía y ciencia. Starwine es inspiración, de esos vinos que te hacen pensar y soñar en grande”, dice Pablo.
El vino es principalmente Carmenere (80%), con un misterioso “toque fuera de órbita” que Vivanco mantiene en reserva y que, asegura, tiene características “de inteligencia superior”. La botella cumple normas de resistencia estructurales que tiene la NASA y la etiqueta está impresa en material libre de partículas, mientras que el corcho también debió pasar por todo un riguroso proceso normativo (SOP – Procedimiento para Ingreso y Manipulación de Botella de Vino en Sala Limpia de Ensamble Satelital).
La visión de Vivanco es ambiciosa: “Apuntamos a la alimentación en futuras colonias espaciales. Colonizar Marte no es fantasía, ya es un proceso en ejecución. Queremos acercar la tecnología espacial al mundo y que comprendan que el acceso al espacio no es solo para multimillonarios. Starwine es una experiencia sensorial mirando las estrellas, con música especializada y, por qué no, compartiendo con astronautas”.
Por ahora, Starwine ya ha estado presente en la Semana Mundial del Espacio 2023, FIDAE 2024 y el Resources Lunaris 2025, y no descarta en el futuro bautizar estrellas con nombres de cepas de vino. Tal vez, cuando la humanidad dé su primer brindis en Marte, una botella de origen chileno sea parte de la celebración.