Los primeros días del mes de mayo nos dejó definido el partido máximo a nivel de clubes del continente europeo en la temporada. Real Madrid vs Liverpool jugaran un par de días antes de que se acabe el mes para decidir si el conjunto blanco aumenta su gran palmar como máximo ganador de la competencia o el equipo de donde el Rio Mersey se une con el mar de Irlanda empata con el Milán en 2do lugar de ganadores.
Pero sin duda de los dos, el camino más sobresaliente a esta final es del conjunto de la capital española. Llego a esta instancia después de dejar en el camino a los “nuevos ricos” del futbol. PSG, Chelsea y Manchester City.
Que podrán tomar nota y de primera mano, de como para ganar en un deporte con tanta historia, lo primero que tiene que correr por los pasillos de sus estadios es el orgullo, el amor propio, la historia y no los dólares.
El Madrid llego a estar en desventaja en todas las etapas de eliminación directa de esta Champions. En dos de las tres ocasiones tuvo que marcar más de dos goles para pasar de ronda y en las tres situaciones consiguió lo que necesitaba. Se llegó a hacer una frase hecha… “Cuando el Madrid necesitaba esos 2 o 3 goles en cada caso y marcaba el primero, todo el mundo sabía quién iba a ganar”
El conjunto merengue logro una mística en esta Champions inexplicable. En un momento del partido todos lo daban por muerto. La propia afición, los comentaristas, los jugadores contrarios. Y unos momentos después, en el instante en el que conseguía el primer gol de los 2 o 3 que siempre necesito, todos esos mismos actores, parecían estar convencidos de exactamente lo contrario.
En octavos de final, el gol de Benzema que significaba el 1-2 en la serie vs PSG. El gol de Rodrygo que ponía el 4-4 en el global vs Chelsea. Y nuevamente el primer gol de Rodrygo que suponía el 4-5 vs Manchester. En cada uno de esos momentos, absolutamente todos, los que ya sea en vivo o por televisión eran testigos del juego, sabían lo que iba a suceder. El Real Madrid le iba a dar vuelta. Y así aconteció en las tres ocasiones.
Seas el jugador que seas parece que cuando se ponen la camiseta blanca fluyen de manera diferente. Y eso que no se puede explicar con palabras, es algo, que demás esta decir, tampoco se compra en la esquina. Ni se consigue de un día para otro.