La medida sería por tres meses y requiere la aprobación del Congreso, pero legisladores de ambos partidos han expresado su rechazo argumentando que su efecto sería limitado
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pedirá el miércoles al Congreso estadounidense que apruebe una suspensión de tres meses del impuesto federal sobre la gasolina para ayudar a combatir los precios récord en los surtidores, según adelantó un alto cargo del Gobierno de EEUU.
El presidente estadounidense también pedirá a los distintos estados del país que suspendan temporalmente sus impuestos sobre el combustible, que suelen ser más elevados que los federales, dijo la fuente, y pedirá a las principales empresa petroleras para que acudan a una reunión con su secretario de Energía a finales de esta semana con ideas sobre cómo recuperar la capacidad inactiva de refinado.
El objetivo es “aliviar directamente a los consumidores estadounidenses que sufren el alza de los precios de (Vladimir) Putin”, indicaron altos funcionarios. El repunte está repercutiendo en la economía nacional, arrastrando el índice de aprobación del presidente estadounidense, que se ubica por debajo del 40%.
Biden y sus asesores llevan meses discutiendo el tema ante la creciente presión para que se tomen medidas para hacer frente a los precios récord de la gasolina, que han lastrado los índices de popularidad del presidente y arrojan una nube negra sobre las posibilidades de los demócratas de conservar el poder en el Congreso en las elecciones de noviembre.
La suspensión del impuesto federal sobre la gasolina de 18,4 centavos por galón y del impuesto sobre el gasóleo de 24,4 centavos requeriría la aprobación del Congreso, lo que probablemente haría que el apoyo de Biden a esta iniciativa fuera en gran medida simbólico.
Los legisladores de los dos partidos con respresentación en la cámara legislativa han expresado su resistencia a la suspensión del impuesto, y algunos demócratas, como la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, temen que la medida tenga un efecto limitado sobre los precios y que las compañías petroleras y los minoristas se embolsen gran parte del ahorro.
“La suspensión del impuesto federal sobre la gasolina no solucionará por sí sola el problema al que nos enfrentamos, pero proporcionará a las familias un pequeño respiro mientras seguimos trabajando para reducir los precios a largo plazo”, dijo una segunda fuente gubernamental.
El martes, el hombre con la mayor fortuna del mundo, Elon Musk, publicó una foto con los precios de los combustibles, notando la curiosidad en que en una estación de 7 Eleven, el precio era homónimo a la cadena, USD 7,11.
Los funcionarios del gobierno señalaron que “el presidente es consciente del importante reto que suponen los altos precios de la gasolina para las familias trabajadoras”, pues los costes de la gasolina “escalaron dramáticamente en todo el mundo, en casi 2 dólares el galón desde que Putin concentró sus tropas en las fronteras de Ucrania”.
Biden “entiende que esta suspensión del impuesto sobre la gasolina no va a compensar por sí sola el aumento de los costos que estamos viendo”, admitieron. “Pero cree que en este momento único en el que la guerra en Ucrania impone los costos a las familias estadounidenses, el Congreso debe hacer lo que pueda para aliviar a esas familias”, añadieron.
La suspensión de tres meses del impuesto le costaría al Fondo Fiduciario de Carreteras unos 10.000 millones de dólares en ingresos no percibidos, dijo la fuente. La Casa Blanca cree que puede compensar los ingresos perdidos con otras áreas de un presupuesto que registrando un crecimiento de los ingresos y una reducción de los déficits a medida que Estados Unidos sale de la pandemia del COVID-19.
Algunos estados, como Nueva York y Connecticut, ya han suspendido los impuestos estatales sobre los carburantes, mientras que otros han barajado ideas como los reembolsos a los consumidores y las desgravaciones directas.
La noticia del anuncio de Biden —que se producirá en un discurso por la tarde del miércoles— se conoció por primera vez el martes por la noche..
Las empresas de refino tienen dificultades para satisfacer la demanda mundial de gasóleo y gasolina, lo que agrava los precios y la escasez.
Los precios en los surtidores de Estados Unidos se acercan a los 5 dólares el galón, ya que el aumento de la demanda de carburantes coincide con la pérdida de cerca de un millón de barriles diarios de capacidad de procesamiento. En los últimos tres años se cerraron muchas plantas cuando la demanda de combustible se desplomó en plena pandemia de COVID-19.
(Con información de Reuters y AFP)