Los expertos afirman que los niños no corren un alto riesgo de infección. Pero tienen consejos para mantener seguros a todos, desde los niños pequeños hasta los universitarios
Ahora que niños de todo EEUU regresan a la escuela por tercera vez desde que comenzó la pandemia de COVID-19, hay otra enfermedad infecciosa que se está propagando por el mundo: la viruela del mono. Casi todos los estados y territorios de Estados Unidos han reportado casos de viruela símica, con más de 11.000 casos confirmados en todo el país. Además, este mes, la noticia de que una persona que trabaja en una guardería dio positivo hizo que algunos especialistas en enfermedades infecciosas advirtieran que la enfermedad podría propagarse en situaciones de convivencia grupal como en escuelas y guarderías.
Sin embargo, más del 98 por ciento de las personas infectadas con viruela del mono son hombres adultos que contrajeron el virus a través del contacto íntimo con otros hombres y, hasta ahora, en Estados Unidos se han registrados menos de una docena de casos pediátricos.
La viruela símica no se contagia tan fácilmente como el COVID-19 u otras afecciones comunes entre los niños, afirmó Ibukun Kalu, especialista en enfermedades infecciosas en la Facultad de Medicina de la Universidad Duke. Normalmente se requiere el contacto directo con la erupción cutánea de una persona infectada. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), la viruela del mono también puede propagarse al tocar objetos, telas y superficies que hayan sido utilizadas por alguien con viruela del mono y que no se hayan limpiado, o por medio de las gotitas respiratorias expulsadas por una persona infectada durante un contacto directo.
No obstante, nuevos datos sugieren que el contacto indirecto y la contaminación ambiental no son fuentes importantes de transmisión. Si alguien con viruela del mono acude a espacios compartidos, como oficinas o escuelas, los científicos han descubierto que esa persona no deja suficiente virus vivo que pueda replicarse e infectar a otros.
Además, hay una vacuna y un tratamiento para la viruela símica. La vacuna no está disponible al público, pero una autorización de uso de emergencia ahora permite que los menores de 18 años la reciban si han estado expuestos o tienen un riesgo elevado de contraer la viruela del mono.
Los padres preocupados por el virus quizá se sientan aliviados de saber que muchas de las precauciones y comportamientos que se adoptaron ante la pandemia pueden aplicarse para proteger a los niños contra la viruela del mono: usar cubrebocas en lugares cerrados concurridos, evitar compartir artículos de uso personal, aumentar la frecuencia del lavado de manos y aislarse en casa cuando se está enfermo.
Es importante prestar atención a las erupciones nuevas en la piel y otros síntomas, apuntó Kalu. “Lleva a tu hijo a que lo evalúe un médico si la erupción empieza a extenderse o es algo que no has visto antes en tu hijo”.
A qué hay que estar atentos
La erupción cutánea de la viruela del mono comienza con lesiones rojas que a veces se hinchan y se llenan de pus. Puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluidos el rostro, las manos, los pies y los genitales, y a veces se parece a la varicela (causada por un virus no relacionado) o a la enfermedad de manos, pies y boca, un sarpullido común en la infancia que suele circular durante la temporada de regreso a clases.
Los casos de viruela del mono en adultos también pueden parecerse al acné o a enfermedades de transmisión sexual como el herpes o la sífilis, sobre todo si la erupción se limita a unas pocas pústulas.
Otros síntomas de la viruela del mono son fiebre, dolores de cabeza y musculares, inflamación de los ganglios linfáticos y dolor o sangrado rectal. Los síntomas pueden aparecer hasta tres semanas después de la exposición y durar de dos a cuatro semanas.
Cómo pensar en los riesgos de transmisión
Aunque es poco probable que la viruela del mono se propague ampliamente en las escuelas y guarderías, los padres deben suponer que habrá más casos que se extiendan a estos y otros entornos si la enfermedad sigue proliferando.
“Habrá sin duda casos en mujeres, niños y personas embarazadas”, dijo Jay Varma, médico y epidemiólogo especializado en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina Weill Cornell de Nueva York.
Sin embargo, por ahora, los niños tienen más probabilidades de contraer la viruela símica de personas con las que están en contacto en casa que en la escuela, señaló Varma. Aun así, un niño que viva con alguien con viruela del mono podría llevar el virus a su guardería o escuela.
Las actividades que pueden poner a los niños en riesgo y los signos de infección a los que los padres deben prestar atención también difieren según la edad. Esto es lo que hay que saber.
Con niños en guardería o maternal (de 0 a 4 años)
Dado que la viruela del mono se propaga principalmente a través del contacto cercano y prolongado, los bebés y los niños pequeños podrían, en teoría, contraer la viruela del mono a través de cuidadores que estén enfermos —si estos abrazan o besan a los niños, cambian los pañales sucios con una erupción expuesta en las manos— o a través de juguetes contaminados, utensilios y camas compartidas. Sin embargo, la mayoría de las guarderías ya tienen políticas para desinfectar los juguetes y las superficies, así como para evitar compartir camas, sábanas o ropa. Después de que la persona que trabajaba en la guardería de Illinois dio positivo en la prueba de viruela del mono, no se encontró ningún caso en los niños ni en otros miembros del personal. A todos se les ofreció la vacuna.
“Creo que lo importante es saber que la viruela del mono es extraordinariamente rara en los niños, sobre todo en los niños pequeños”, dijo Kristina Bryant, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas del Hospital Infantil Norton de Louisville, Kentucky, y miembro del Comité de Enfermedades Infecciosas de la Academia Estadounidense de Pediatría.
Dicho esto, los padres deben tomarse en serio cualquier sarpullido que aparezca, sobre todo si dura más de unos cuantos días o si va acompañado de fiebre, aconsejó Bryant. Aunque los expertos afirman que es mucho más probable que se deba a una enfermedad común de la infancia, como la enfermedad de manos, pies y boca, la viruela del mono puede ser más grave en niños menores de 8 años, así como en aquellos que están inmunodeprimidos o tienen ciertas afecciones cutáneas como el eczema.
Con niños de prescolar o primaria (de 4 a 10 años)
Al igual que en las guarderías, es importante mantener en casa a los niños con sarpullido y fiebre y animarlos a lavarse las manos con frecuencia. “Creo que los protocolos que tienen las escuelas no han hecho más que mejorar desde el COVID”, dijo Bryant. “Esa es la buena noticia”.
Los niños de esta edad también entienden bastante bien conceptos como no tocar a los demás y no compartir objetos personales, estrategias que pueden ayudar a prevenir el contagio de los problemas más comunes del regreso a la escuela (a saber: piojos), así como los raros casos de viruela del mono, explicó Bryant.
Según Bryant, también será importante que los padres y los adultos en casa sean conscientes de su propia salud y se muestren abiertos a hablar con sus hijos sobre la enfermedad de forma adecuada a su edad. Si alguien se contagia de viruela del mono, debe aislarse en una habitación lejos de los demás en la medida de lo posible, llevar una mascarilla médica bien ajustada y cubrirse la erupción con mangas largas, pantalones o guantes.
“Los casos en niños se han relacionado con la transmisión en el hogar”, señaló Bryant. “Así que la mejor manera de proteger a los niños de la viruela del mono es que los padres se protejan a sí mismos”.
Con niños en la pubertad o adolescencia (de 11 a 18 años)
Los niños mayores que participan en deportes de contacto cercano, como la lucha libre, o en actividades que implican compartir trajes o uniformes, podrían correr un mayor riesgo de contraer la viruela del mono en comparación con sus compañeros. Pero eso no significa que los estudiantes deban dejar de realizar estas actividades. Siempre que los administradores de la escuela y los padres sean conscientes de qué actividades y áreas tienen potencial para la transmisión del virus, y lo comuniquen claramente a los estudiantes, los riesgos de contraer la viruela del mono se pueden contener.
También es conveniente que los padres empiecen a tener conversaciones sobre sexo con los niños más o menos a esta edad o antes. Para aquellos que sí lo hacen, es recomendable mencionar la viruela símica de forma proactiva, ya que una de las principales formas de propagación en este momento es a través del contacto íntimo. El contacto físico estrecho durante el sexo oral, anal o vaginal, así como cuando se besa o se abraza, puede propagar el virus.
Puedes preguntarle a tu adolescente si ha oído hablar de la viruela del mono y qué sabe al respecto. Asegúrate de que entiende a qué síntomas hay que prestar atención y cómo practicar sexo seguro (aunque los preservativos pueden reducir la transmisión de la viruela del mono, es poco probable que eliminen por completo el riesgo. Los CDC tienen algunas orientaciones sobre el sexo seguro con respecto a la viruela del mono, aunque no son