Desde su humilde origen como un servicio de alquiler de DVD por correo hasta convertirse en el gigante global del streaming, Netflix ha escrito el manual de la transformación digital. Sin embargo, su capítulo más agresivo y decisivo se está escribiendo ahora, no solo con su producción original, sino con una estrategia de expansión y adquisiciones calculada para controlar cada eslabón del entretenimiento. Esta voracidad plantea una pregunta inevitable para los suscriptores y es ¿Esta búsqueda de dominio total conducirá inevitablemente a un aumento de los precios?
La estrategia ahora es adquirir, no solo crear
Y es que la estrategia ahora es adquirir, no solo crear. Tras la sacudida de la «guerra del streaming» y la pérdida temporal de títulos clave a manos de estudios que reclamaron su contenido (como Disney, Warner Bros.), Netflix aprendió una lección dolorosa, la dependencia de licencias es una vulnerabilidad estratégica. La respuesta ha sido una doble ofensiva:
- Producción propia a escala industrial con contenidos originales con un presupuesto que supera los $17 mil millones anuales, Netflix no solo financia series y películas; construye universos enteros como The Witcher, Stranger Things que son activos permanentes.
- Adquisiciones estratégicas de estudios y propiedad intelectual el cual es su movimiento maestro. Netflix no está comprando solo catálogos; está comprando capacidad creativa y franquicias establecidas como ejemplo esta Roald Dahl Story Company, al adquirir los derechos del icónico autor, Netflix se aseguró un tesoro de personajes universales (Charlie, Matilda, el GGB) para explotar en infinitas adaptaciones, películas de animación y merchandising.
También Night School Studio y Next Games, estas adquisiciones en el sector de los videojuegos no son un capricho. Son la punta de lanza para convertir sus franquicias en experiencias interactivas y explorar el lucrativo mercado “gaming”, otro frente para retener usuarios.
Los analistas especulan constantemente sobre la próxima adquisición mayor. ¿Un estudio de cine clásico para reforzar su biblioteca? ¿Una productora de anime japonesa? Cada movimiento apunta a reducir su dependencia externa y crear un ecosistema cerrado de contenido.
¿Qué significa esta expansión para el usuario?
El lado positivo es que se convierte en La Edad de Oro del contenido, más y más variedad, el usuario accede a un catálogo en constante crecimiento, con producciones de alta calidad en todos los géneros y países (el éxito del K-drama y el cine europeo es un pilar de esta estrategia.
Otra gran ventaja es que el contenido siempre está disponible al poseer los derechos, Netflix garantiza que esas series o películas no desaparezcan mañana. La biblioteca propia se vuelve más estable.
Y por último las experiencias Transmedia, la visión es que tu serie favorita pueda tener un videojuego, un evento en vivo o una línea de productos. Una inmersión total en el universo de la marca.
El lado preocupante: el riesgo de la “Netflix-dependencia”
Efecto «Walled Garden» (Jardín Amurallado) así se le suele llamar a medida que Netflix produzca más y adquiera más IP, su plataforma podría volverse impermeable. Irás a Netflix exclusivamente por el contenido de Netflix, desacoplándote del resto del ecosistema del streaming.
Segunda preocupación es menos descubrimiento y más algoritmo así es con tanto contenido propio, la promoción priorizará inevitablemente sus producciones, pudiendo marginar cine independiente o joyas de otros estudios que aún licencie.
La gran pregunta: ¿si la subida de precio será inevitable?
¿Quién paga esta ambición? Netflix ha señalado que su fase de máxima inversión en crecimiento está cediendo paso a una fase de sostenibilidad y rentabilidad. Las adquisiciones multimillonarias y los presupuestos récord tienen un costo y la compañía tiene tres palancas para financiarlo que son:
- Aumentar la base de suscriptores, ya están cerca del techo en mercados maduros. El crecimiento viene de Asia, África y América Latina, a menudo con planes más baratos.
- Monetización agresiva: La guerra contra el podemos compartir el usuario y contraseña “password sharing” y la introducción del plan con anuncios son dos caras de la misma moneda, extraer ingresos de cada usuario, activo o pasivo.
- Aumentos de precio periódicos esta es la palanca más directa. La historia es clara, Netflix ha subido precios de forma constante en EE. UU. y Europa en los últimos años.
La expansión y las adquisiciones de Netflix no son un capricho, sino un plan meticuloso para ser el sistema operativo del entretenimiento mundial. Para el usuario, esto se traduce en una montaña de contenido atractivo y de calidad, pero dentro de los muros de un jardín cada vez más cerrado.
¿Subirán los precios? Es casi una certeza. La pregunta no es si, sino cuándo y cuánto. Los incrementos serán graduales, probablemente acompañados de nuevas «funcionalidades» (mejor calidad, acceso a juegos) para justificarlos. La estrategia de Netflix será equilibrar la fidelidad del usuario (con contenido irresistible) con su tolerancia al precio. El usuario, al final, no está pagando solo por ver series. Está financiando, mes a mes, la maquinaria de un imperio que quiere contarle todas las historias, poseer todos los personajes y quedarse con todas sus horas de ocio. El precio de la abundancia, al parecer, es la subscripción perpetua.
